viernes, 9 de octubre de 2020

Una eternidad después...

No pensaba volver al blog, ahora con las redes sociales se cuelgan los trabajos y la respuesta es mas inmediata, ademas de que da menos trabajo. 

Pero me han vuelto a animar dos cosas: la primera, un compañero de clase de bonsai y amigo, me dijo que de vez en cuando entraba a ver si había escrito algo, lo que me hizo ilusión. Y otra de las razones sigue siendo la que me animó a abrir este blog, y es colgar mis trabajos y mis experiencias, a modo de diario personal, que me sirva para tener ordenado lo que voy haciendo, y dejando testimonio de mi supuesta evolución en este hobby tan bonito. 

No me puedo comprometer con la continuidad a largo plazo, pero voy a intentar al menos ir subiendo cosillas. Esta primera entrada de esta nueva etapa empieza como terminó, mostrando un acodito a un palmatum. Es algo sencillo, y que ya he hecho varias veces, pero es que me sigue apasionando y emocionando como echa raíces de un corte, y nace un futuro bonsai. Otra cosa es que consiga llevar a buen puerto el supuesto bonsai, pero echar raíces me echan :) 

En esta ocasión era un acodo de un arbolito que a la vez fue un acodo de un arce mas grande. Por un corte de ramas en un lateral, el arbol secó todo un lado, y solo sobrevivieron un par de ramas, que se mantenían con una vena muy fina que llegaba al sustrato. Eso en un caduco no va a ningun lado, asi que me puse a acodar el año pasado, a principios de primavera. En esta ocasión se me ocurrió usar una tela negra que me sobró de cuando hice mi estanque en el jadín.
Es una tela negra que se pone debajo de la lona de los estanques, para que esta no se pinche con alguna piedra o similar con el peso del agua según se vaya llenando el agujero. Es porosa, pero resistente, asi que me pareció adecuada. Se mantendría mojada, y a la vez respirarían las futuras raíces. Hice el corte, llené de musgo de fibra larga empapado, y cubrí con la tela, que a su vez até con alambre. Todo muy rustico e improvisado, siempre con prisas... Tampoco es un acodo importante del que vaya a sacar un arbolazo. El objetivo era salvar la rama que le quedaba al anterior y partir de ahí para intentar construir algo.
El sistema funcionó, no tiene mucho mérito, esto lo hacen solos. Lo único que hay que realizar con precisión es el corte por donde quieres que echen raíces. Luego cualquier sistema que permita mantener humedo ese corte, y un medio en el que las raices puedan prosperar ( sea musgo, sea fibra de coco, akadama...) es suficiente. Yo no recuerdo si le apliqué hormonas al corte, a veces lo hago, pero no es imprescindible.

Aqui algunas fotillos más:





Después con mucho cuidado limpio el musgo con palillos. El musgo cuesta quitarlo, quizá para esto es mejor akadama, pero a mi el musgo me asegura más la humedad, en caso de que en algún momento, sobre todo en verano, pueda faltarle riego...

Después cortar justo por debajo con una sierra, apurar ese corte con una podadora concava, y meter en una maceta de cultivo.




En este caso, como interesa en estos arces que desarrollen raíces radiales para la creación de un futuro nebari decente, pues tiré de lo que tenía a mano en la cocina... La tapa del bote de miel gastado me valdría :)

Para agarrarlo al árbol, otras veces lo hice atornillando la tapa a la base del tonquito, pero al ser un tronco muy pequeño, con el clavo puedes no atinar y acabar matando parte, sino todo. Asi que envolví alambre en tubos de platico, agujereé la tapa y a sujetar. Las imágenes lo explican mejor



 Aproveché también los agujeros para pasar un alambre por debajo, que serviría para atar a la maceta.
Cubrí bastante con sustrato de bonsai, regué bien, y a esperar unos cuantos años...:)

Normalmente separo los acodos a comienzos de la primavera, pero como tenía un poco de tiempo, me animé a hacerlo ahora. Veremos si sale para adelante.

Y a seguir...