Pues eso, que no todo es bonsai, este finde me decidí a transplantar un cactus que lleva conmigo más que cualquier bonsai. Lo tengo desde 2003 y le tengo un cariño especial ( como casi todas las plantas que me sobreviven tanto tiempo).
Pero el cariño no impidió que descuidara el transplante, y ya hacía unos años que lo necesitaba.
Al sacarlo, no quedaba tierra, todo eran raíces.
Lo comparto con vosotros, porque me hizo ilusión ver ese pan de raíces tan sano ( aunque tan necesitado de espacio ) , casi tanta ilusión como cuando lo veo en alguno de mis árboles.
Por cierto, si alguien sabe girar una foto al publicar en el blog, que me enseñe, jeje...
Un saludo a todos!!
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