Esta era la maceta, que ya presenté en su día en el blog, y que estaba deseando "estrenar"
Aquí va una serie con el antes, el durante y el después:
Se lo llevé a Juan y la verdad es que mereció la pena. Yo con los transplantes ya me manejo más o menos, o al menos les perdí el miedo hace ya algún tiempo, pero en este caso me interesaba que lo hiciera él, porque el nebari presentaba muchas deficiencias y necesitaba de unos ojos y unas manos expertas para abordarlo.
El problema del nebari eran unas raíces muy rectas y cilíndricas, que se situaban en distintas alturas y que yo no me atrevía a cortar, por miedo a que fueran muy importantes para algún tronco y el árbol pudiera sufrir más de la cuenta.
Juan lo limpió bien y poco a poco con el palillito iba mirando si debajo de aquellas raíces feas había otras que pudieran alimentar al árbol y que estuviesen mejor colocadas. Y así fue, hubo suerte y se pudieron sustituir prácticamente todos los puntos feos que tenía el nebari. Ahora lo tengo más enterrado para protegerlo del tute que le hemos pegado, pero ya el año que viene o en dos años lo descubriré un poco para que vayan cogiendo vejez las nuevas raíces y el nebari vaya adquiriendo "edad"
Estos eran algunos de los puntos feos
Y así está ahora, se pueden ver algunas heridas cubiertas con pasta cicatrizante
Se que no es un gran árbol, y que tiene muchos defectos que no se podrán corregir, pero lo que Juan le ha hecho al nebari era esencial. Si hay algo importante en este estilo de bonsai, es precisamente el arranque, la fusión de los troncos en la base.
Con este paso que hemos dado arranca un nuevo futuro muy prometedor para este árbol.
Seguiremos posteando