Éramos muy pocos, lo que nos hizo estar muy a gusto. A pesar de eso, el ritmo de trabajo fue muy alto, y al final de la jornada estábamos todos muuuuy cansados, sobre todo Taiga y Juan, que se pegaron una buena paliza.
Yo me sentí, lo comentaba luego con mis compañeros en clase, un poco abrumado por momentos. El bonsái que se respira cuando ves trabajar a gente de este nivel es impresionante, y la verdad es que yo soy un mero aprendiz con pocos conocimientos y quizá se me quedó un poco grande todo, incluido mi árbol ,por el que siento ahora más respeto que antes. Y miedo.
Miedo de no estar a la altura del árbol y de su evolución.
Lo que me consuela es que Juan se dio cuenta de esto y me dijo que en el curso nos pondríamos las pilas y que aprenderíamos si o si , para , sobre todo, ganar en seguridad y confianza. Además tengo a mi compañero Miguel que tiene las mismas ganas de aprender que yo
Pero bueno, que me enrollo. Fue una gozada: Torsiones imposibles, giros dramáticos, árboles de todos los tamaños y condiciones...Además pudimos conocer bien a un gran maestro japonés, con el que charlamos animadamente de bonsái y de otras muchas cosas. Ya hemos quedado en vernos en la demo de Alcobendas en un par de meses.
Y mi sabinita, quedó pendiente de muchos trabajos, pero este será su camino, y ya apunta maneras...
Se me olvidaba. Mientras miraba y pensaba en el diseño, Taiga dijo algo que había oído algo en España, sobre este estilo, que va de atrás , hacia adelante, y otra vez atrás. No le salía la palabra. Le dije: cobra?- Eso, eso...
Así que además de bautizar un nuevo estilo ( Cobra Style ), ya le hemos puesto nombre a mi árbol ( algo que puede sonar un poco presuntuoso pero que a mi me hace gracia ): La Cobra
Seguiré mostrando su evolución en breve. Un saludo a todos